Si el corazón de un aula de clases son los recursos didácticos, el currículo educativo es el esqueleto. Según el Ministerio de Educación de Colombia, el currículo educativo es: “el conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías, y procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional”.
Es decir, el currículo educativo es la estructura esencial de una asignatura o un conjunto de asignaturas, ya sea que se trate de un colegio, un instituto tecnológico o una universidad. Dicha estructura consiste en planteamientos concretos y se compone de cuatro elementos básicos:
Objetivos: describen el propósito de la asignatura y responden a la pregunta para qué. Definen qué se quiere lograr con el aprendizaje de un proyecto educativo y cuál será la orientación principal del docente. Un cambio de objetivos puede afectar por completo el diseño de un currículo educativo. Hoy en día, muchos objetivos de un currículo educativo también se denominan competencias.
Contenidos: engloban la información principal que se dará a conocer durante el programa y responden a la pregunta qué. Teniendo como base los objetivos, los contenidos se estructuran con el fin de lograr el propósito educativo. Pueden ser teóricos (conceptos, principios y teorías), prácticos y procedimentales (técnicas, métodos, estrategias).
Metodología: corresponde a la forma en que los contenidos serán abordados y los objetivos se alcanzarán. En este segmento, se responde a la pregunta cómo. Consiste en las tareas y acciones que ejecuta un docente para lograr la aproximación adecuada a cierta temática y facilitar el aprendizaje.
Evaluación: este último componente, permite analizar y de cierta manera medir los avances de los estudiantes durante un programa educativo en específico. Se debe tener en cuenta el estilo y ritmo de aprendizaje de los estudiantes y va ligado directamente a los contenidos expuestos. Es recomendable que la metodología de evaluación sea comunicada en una etapa temprana y de manera clara, ya que esto es útil para orientar el aprendizaje de los estudiantes.
Un currículo educativo con objetivos precisos, contenidos claros, metodologías coherentes con la asignatura y un formato de evaluación que refuerce el conocimiento adquirido es sumamente útil para que los estudiantes puedan estar inmersos en una materia y se sientan orientados para aprender más. Asimismo, los docentes desarrollan más fácilmente su labor ya que el currículo educativo es la hoja de ruta de cualquier programa educativo, vital para lograr el fin primordial del aprendizaje.
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