Nunca había sido tan marcado el abismo entre dos generaciones. Mientras los niños de hoy hacen sus deberes con ayuda de Internet y crecen sumergidos en las redes sociales, los adultos y profesores siguen aplicando una educación tradicional, basada en formas de vida de hace dos siglos, sometida a la presión de los resultados académicos y a las agendas políticas.
“Con mis maestros he aprendido mucho; con mis amigos, más; con mis alumnos todavía más”. Proverbio hindú
Ahora sabemos que, en el mundo globalizado en el que vivimos, los niños, al igual que las empresas y los gobiernos, necesitan completar por lo menos cinco enseñanzas esenciales:
1. Saber focalizar la atención y aprender a concentrarse es el primer requisito indispensable.
2. La gestión de las emociones tanto positivas como negativas (por ejemplo la felicidad, el odio, la diversidad ideológica, el desprecio y la falta de empatía).
3. La resolución de conflictos es la tercera pauta de un nuevo conocimiento indispensable.
4. El impacto universal e inmediato de las redes sociales y su influencia en nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos.
5. El optimismo a pesar de los mensajes negativos. Están disminuyendo los índices de violencia a nivel mundial y aumentando los de compasión y altruismo. Nos lo enseña la ciencia tanto como la experiencia de los últimos años, en contra de lo que siguen opinando muchos sectores mediáticos y políticos.
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